Murcia se considera uno de los lugares de mayor interés en la cultura del agua, tanto por la importancia de sus obras hidráulicas de riegos tradicionales, como por la singularidad de su patrimonio histórico hidráulico.
El río Segura, desviado su caudal a través de azudes (presas) hacia las acequias (canales), da vida a la huerta de Murcia.
No solo se ha aprovechado el agua para el riego. También se obtenía energía para mover ingenios tecnológicos como las norias, para elevar el agua, los molinos de batán, para prensar los tejidos, y los harineros en los que molían granos de cereal o pimiento.
Aprovechando el agua del cauce natural, en la ciudad de Murcia se encuentran "los molinos del río Segura", patrimonio hidráulico e industrial conservado como museo.
Durante siglos, estas instalaciones fueron un centro importante de producción harinera y también centro de contacto social. A ellos venían de numerosos parajes a moler el cereal.
Su historia comienza con el proyecto de Manuel Serrano, del año 1785, con el patrocinio del murciano conde de Floridablanca.
Vamos a conocerlos a través de un recorrido por su entorno hasta llegar a ellos: