www.murcia.es Escudo del Ayuntamiento de Murcia AYUNTAMIENTO DE MURCIA
Museo Hidráulico Los Molinos del Río Segura
 
CAMBIAR TAMAÑO DE LETRA Tamaño de texto pequeñoTamaño de texto medianoTamaño de texto grande Separador  WELCOME IN ENGLISH | MAPA WEB | CONTACTO  Separador  

EXPOSICIONES TEMPORALES

volver

PROYECTOS 4: IMAGEN. Cuando el sol se cuela por la rendija

24/06/2008 - 24/07/2008
Producciones Propias

24 junio / 24 julio 2008. Auditorio Espacio Molinos del Río_ Caballerizas

El Espacio Molinos del río_Caballerizas para este verano ofrece una programación atractiva y al mismo tiempo colabora con la promoción de jóvenes valores de las artes visules en diferentes formatos.

En esta cuarta convocatoria de PROYECTOS, algunos alumnos de la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Murcia presentan en el auditorio del museo los trabajos realizados en el Departamento de Imagen, dirigidos por los profesores Alicia Martínez y José A. Marcos Botella.

 

Sus nombres y los títulos de sus obras son los siguientes:

Laura Navarro Ruiz_ Death Bel (Yer Soul)

Mario Hernández García_ 11 errores perfectos

Lola Marín Sánchez_ La casa común

Alejandro Caravaca García_ Tiempo aparte

Juanjo López Lozano_ Bodart

Basilio Bonal López_ El cuerpo de mi vida

 

Asistentes al actoProyección en el auditorio del museo

Había bailado la conga antes de coger el tren que llevaría a los Pirineos. La fiesta homenaje a Jimmy McGriff la había organizado Coronel Video, un compañero de clase que iba a rodar un clip para Yersoul con stop-motion y que presentaría como proyecto final de estudios. Sonó hasta Johny Cash (+ DJ Paparzzi). Él también tenía que terminar el proyecto final y lo había decidido durante el último mes del curso. Sería una serie de paisajes de montaña; los lugares por los que vagabundeó Benjamin antes de morir. Los convertiría en un fotolibro, un álbum desnudo de quien es víctima de un hado fatal que le impide romper sus propias trabas perceptivas y su aislamiento final. Se llevó la edición de Tiedemann del "Libro de los Pasajes" como lectura de verano a casa de los amigos de Sirocco, unos hippies que vivían en Cadaqués. Era el libro que el profesor de teoría fotográfica había impuesto como biblia durante el curso. le prestaron un coche con el que hizo un itinerario de días por los alrededores de Por-Bou. Los primeros días, con la niebla diurna, no pudo sacar muchas fotos con la Leica heredada de su tío electricista, un buen aficionado que tenía ese distinguido gusto bárbaro de la fotografía. Cuando se la regaló le comentó con un tono de autoayuda futurista que se convirtiera en un mirón amigo de las máquinas. Un síndrome psicológico que había ido a peor y la había convertido en un objeto que lo vinculaba con crueldad a un pasado de fotografía popular, un instrumento con una sobrecarga emocional que era esencial para su cometido. La noche que creyó terminado su trabajo se sentó a leer el tocho benjaminiano, pero con el tiempo se quedó hipnotizado por el humo que desprendían los fogariles chinos que había encendidos en el porche. Más tarde se quedó dormido en el sofá mientras leía los subtítulos de una peli que ponían en la tele local llamada "La burla del diablo". Por la tarde cogería el tren de vuelta y el bufet de despedida no resultó particularmente entretenido: los amigos de Sirocco estaban de coña y simulaban que eran una pandilla maravillosa y se lo habían pasado de muerte con él, cuando apenas se habían descubierto a sí mismos con sus idas y venidas por parajes crudos de montaña.

 El lunes revelaría el material en el cuarto oscuro que había preparado en una habitación que daba a un patio interior de su casa. Se despertó cercano ya el mediodía y quería tener cuanto antes el material. Sacó de la maleta el tanque de trabajo que le habían prestado, cogió las películas y se metió a trabajar. El primer carrete estaba velado, el segundo también, el tercero, lo mismo...No se había equivocado en ninguno de los pasos. Hacia el miércoles fue dolorosamente consciente de que lo único que se había traído del viaje era un serie de fotogramas negros. En respuesta a una esencia infantil insaciable que no cree en lo confirmado, positivó el material antes de ir al montaje de la instalación de Lola y Rosa donde se encontraría con su tutor. El galerista invitaba a contemplar el catálogo a un señor con un tupé incongruente, mientras le explicaba con un océano de sonrisas una a una las obras fotográficas esparcidas por el suelo. El coleccionista se proyectaba y fantaseaba con la compra de las fotos, su placer era gestionado de forma eficaz por el galerista que, cuando se despidió de él, le dedicó un comentario cínico al dirigirse a su tutor: "otro fashionart victim. Robamos a los pobres para vendérselo a los ricos". Su tutor se quedó dudando antes de responderle por qué la teoría de la clase ociosa estaba invertida. Quedó con el profesor en una cafetería para ver el trabajo.

Los autores en la puerta del museoTal como se vaticinaba de forma resonante en las páginas del folleto de la mesa, consiguió leer: "Absolutamente nada". Después de examinar cada una de las fotos, le miró con los ojos cerrados, Le hicieron falta diez minutos para expresar su horror, manifestar su irresponsabilidad y explicar el dilema en que había puesto su proyecto. Todo el incidente lo contó blandiendo la cámara causante de todo el marrón: tenía el cierre roto; una imperceptible fisura había dejado pasar la luz. El tutor le tranquilizó y, si había positivado voluntariamente unos fotogramas negros, le animó a que siguiera con su ejercicio de retórica del silencio. Que empezara con Malevich, la pura objetividad, y dejara al espectador aquello de lo que también es capaz, que releyera a Wittgenstein y escribiera un memorándum sobre el gravamen, la opresión, lo que no se puede decir o hacer. Que se dejara influenciar por escritores como Auster, Handke, Vila-Matas y las debilidades del síndrome Bartleby. Una soberana estupidez.

 ¿Que diera al proyecto un carácter más literario? No tendría inmediatez estilística. Además lo suyo se parecía más a un relato de William Irish. Menuda mierda.

Después del viaje a Gerona se había quedado sin un duro y necesitaba refinanciar su última tragedia. Un amigo que tenía una BBC podía contratarle para unas bodas el fin de semana. La chica que le ayudaba con la iluminación en las bodas le guiñó el ojo le pidió la dirección de su blog. Ella también tenía uno donde subía sus fotos. En una de ellas descubrió los tatuajes que había ido estampando en su piel y, con otro impulso de esencia insaciable, delicadamente los borró con Photoshop. Redujo el archivo y se lo envió por e-mail. Ya sabía en qué iba a consistir su proyecto que no tendría final.

Marcos Botella 

 

 

 

subir


 
Agenda de actividades

L
M
X
J
V
S
D
01
02
03
04
05

Buscador de actividades

Privacidad | Accesibilidad

espacio molinosdelrío/caballerizas • Concejalía de Cultura • C/ Molinos 1 · 30002-Murcia-España · museo.molinosdelrio@ayto-murcia.es
Diseño y desarrollo: XL internet · Mantenimiento de contenidos: molinos del río

© Ayuntamiento de Murcia, 2001-2006. Glorieta de España. s/n - 30004 Murcia-España. Tel.: 968 35 86 00