Caballerizas
Se construyeron pesebreras de madera para cuidar a los animales que transportaban el cereal al molino y a los de los huéspedes que utilizaban la nueva casa de las posadas.
Una riada a principios de 1776 destrozó la cuesta de la calle de los molinos. Se construyó de nuevo y a la vez se propuso la edificación de unas cuadras con arcos y mampostería de cal; estas obras se las autoadjudicó en agosto Tomás Moncalbo (maestro alarife del Ayuntamiento) quien las construyó. Una nueva riada le causó desperfectos, esta vez la obra se la adjudicó a Francisco Bolarín y la terminó en noviembre.
La casa de posadas, entre Caballerizas y el puente de los Peligros, estaba casi en ruinas; desde su utilización como antiguo matadero apenas se había reformado.
Fue reedificada entre 1794 y 1798 con tres plantas y se la denominó Nueva Posada o Parador del Rey. El proyecto lo realizó Manuel Turillo sobre un solar más amplio que el del antiguo matadero. Actualmente del parador no queda nada, desapareció entre 1923 y 1925 a causa de su estado ruinoso.
Las caballerizas se utilizaban para albergar y dar de comer, tanto a las caballerías que llegaban para la posada como para los molinos.
Este edificio abovedado es uno de los pocos ejemplos de arquitectura civil del siglo XVIII que se conservan en la ciudad de Murcia.
La estructura arquitectónica se sustenta sobre pilares, dos de ellos exentos, y se cubre con seis bóvedas vaídas.
Actualmente la sala Caballerizas, es uno de los espacios más consolidados de la ciudad de Murcia para exposiciones de arte.