Este edificio de 148,55 m2 fue destinado a ser las cuadras de los molinos y del Parador del Rey y su construcción es anterior a la de los “Molinos Nuevos”, el actual museo hidráulico.
La idea de edificar unas cuadras con 40 pesebres se debe a José Ataz y las obras de construcción se las adjudicó, por un montante de 4.100 reales, el propio alarife del ayuntamiento Tomás Moncalbo, quien las inició en agosto del año 1776. Cuando ya estaba avanzada su construcción, una riada produjo graves desperfectos y, en octubre de ese mismo año, tuvo que intervenir uno de los mejores
arquitectos murcianos del siglo XVIII, Francisco Bolarín, a quien se debe la culminación de las obras.
Las Caballerizas es una de las escasas muestras de arquitectura civil del siglo XVIII conservadas en la ciudad. Es una sólida edificación de planta trapezoidal construida con mampostería ennoblecida con potentes sillares de arenisca en las esquinas, pretil y jambas de los vanos; las ventanas aparecen rematadas con curiosos arcos adintelados de ladrillo. En el interior, tres sólidos pilares sujetan la cubierta, formada por seis bóvedas semiesféricas construidas con ladrillos por aproximación de hiladas.
La Sala Caballerizas es hoy en día uno de los espacios dedicados a exposiciones más consolidados de la ciudad de Murcia. Numerosos escultores, pintores, fotógrafos y todo tipo de artistas, tanto de la Región de Murcia como de fuera de ella, han encontrado entre sus paredes un lugar idóneo para mostrar sus creaciones.
Para el museo es también un excelente recurso, especialmente para las exposiciones temporales que precisan
mayor espacio.
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